Entrevista

EL TEATRO DE RAMÓN, UN HOMENAJE A SU PADRE.

Ramón Hernández integrante de Teatro Equiz es un apasionado por el arte, practica teatro desde los siete años de edad. Soñador, espiritual, con “vísceras y loco”, como se lo decía su seguidor número uno: su padre, quien le da la fuerza que necesita Ramón para salir al escenario y que hoy, desde algún lugar, quizás del cielo, lo acompaña.

Katherine Mendieta: ¿Por qué te decidiste por el teatro?

Porque desde pequeño me apasioné por el arte. Mi papá me enseñó esa cultura de amar el arte, por eso el teatro, es el arte que lo abarca todo, que tienes que hacer cualquier cosa y lo puedes hacer, porque es un universo tan paralelo y tan majestuoso que tú solamente muestras el cuerpo: el espíritu está hecho para actuar.

¿Cómo fue empezar en el teatro?

Empezar es una mierda, en mi casa todos se opusieron cuando les dije que lo que yo quería hacer en la vida era teatro porque querían que fuera militar. Luego se dieron cuenta que yo no iba a ser militar, si no que yo iba a ser artista y
Y siempre hubo la crítica, la juzga, pero esto es un trabajo que aparte de ser muy empírico, yo mismo lo he buscado y lo he luchado con las garras, he aguantado hambre, he estado horas en filas gigantes, he tenido la gente burlándose encima de mí diciéndome usted no puede.

¿De dónde sale la fuerza para subir al escenario?

Primero mi sueño, segundo ese Jean Genet que llevo dentro de mi cuerpo, ese odio y esa repugnancia que siento por la vida misma, el amor, es todo mezclado: amor, odio, fuerza, ira, me hacen dar la oportunidad de decirle a todos lo que llevamos dentro, esa furia interna, es lo más espectacular de salir al escenario porque lo entrego todo.

¿Se puede vivir del teatro?

Yo vivo del teatro por supuesto, no se hace nada más. También tengo varios trabajos.

¿Qué haces aparte del teatro?

Estudio francés, danza contemporánea, soy profesor de danza. Esto es una carrera que tú tienes que ir estudiando siempre, siempre, siempre. Soy egresado de la Escuela de Artes de Bogotá, he tenido varios maestros de la televisión colombiana, pero para mí el mejor maestro es Uriel Vásquez del Quindío y Jaime, mi director.

¿Qué es lo mejor del arte de las tablas?

Lo mejor del teatro es la pasión y el amor con el que lo haces, la oportunidad de decirle a las personas: hola, existo, pese a las sombras de Las Criadas.

¿Cuántas veces has presentado la obra Las criadas?

La hemos presentado por ahí 40 veces seguidas y me he presentado más o menos 400 veces.

¿La experiencia más significativa en teatro?

El día que me presenté en Barranquilla, 20 minutos antes de salir al escenario me avisan que se había muerto mi abuela, fue algo que golpeó mi alma y mi espíritu tenazmente, pero me presenté y fue una obra bestial, hoy fue brutal.

¿Fuerza bestial?

Sale por el odio de no poder estar con mi familia. Siempre busco en medio del público a mi papá, mi papá era el fans número uno, el que nunca se perdía un espectáculo de su hijo el ‘Loco’, y ahora no está. Fue el tipo que siempre me quería ver en un escenario montado, es el tipo que me insistió amar esto, es único y es vida. Aún me acompaña y me da la fuerza para seguir persistiendo en este sueño, porque no es chiquito, es un sueño gigante. Algún día voy a ser lo que todos queremos ser: una persona que le sirva a los demás.

¿Cuál ha sido la peor experiencia en teatro?

La peor experiencia fue a los 15 días de haberse muerto mi papá, haberme presentado -me vas hacer llorar-, la muerte de mi abuela, la despedida de nuestros integrantes del grupo, el rechazo de los demás, el rechazo de la gente que más he amado, pero ahora es cuando quieren ser mis amigos cuando ya no me interesa. Pero la más fuerte fue la muerte de mi papá.

¿Tienes algún ritual antes de salir al escenario?

Antes de salir de mi casa prendo un velón blanco, esa luz es para mi papá, para que él pueda venir a verme. Empiezo a concentrarme, a llamar mis peores experiencias, a involucrarme. Empiezo a dejar mi postura corporal, asumir a Solangel, tengo unas palabras clave, unas invocaciones al más allá, todo este cuento en la cultura teatral en nuestra misión es un homenaje a Jean Genet, entonces siempre hay que invocarlo para poder sacar la fuerza. Ese es el ritual además de abrazos y rezar.

¿Un consejo para todas las personas que sueñan con hacer teatro?

Que no jueguen a la parodia de ser el artista, esto es sangre, esto no es mierda, esto es la vida. Y el gran consejo que les doy es que lo dejen todo y que crean mucho en Dios, porque Dios es la fuerza más motivadora para que cuando caigas, vuelvas a levantarte con los ojos más grandes y más fuertes para decir: soy capaz.

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