Reportaje

MURIÓ ANTES DE NACER
ZOO CRIADERO DE RANAS

 Meses atrás un gran proyecto, novedoso surgió en la región del Quindío. Se trata del zoocriadero de ranas Colora en Calarcá -Quindío, un sueño de un alemán apasionado por la naturaleza y amante a las ranas, el es Peter Jungen. Quien encontró en tierra cafetera un motivo más para quedarse en ella, se trata de Ana María Moreno su esposa, “la profe” de la Escuela Nueva Primavera.

“somos apasionados de la selva, y especialmente de las ranas,  porque son unos animales hermosos” asegura Ana María


LOS PRIMEROS SALTOS 



Especies que actualmente conservan Ana María y Peter.


En el año 1998, esta pareja apasionados por las ranas, viajaron al pacifico colombiano, selvas húmedas del choco, hábitat de las ranas phyllobates, y demás especies, caracterizadas por veneno de gran toxicidad y exóticas pintas.
De ahí Peter y Ana,  trajeron 64 parentales en pie de cría, que serian las pioneras del zoocriadero, motivados y con las esperanzas puestas en ellas,  iniciaron el proceso de reproducción de las  ranas.
Mientras la fase de  preservación y reproducción de estos pequeños invertebrados  los cuidados tenían que ser minuciosos y de gran de gran responsabilidad, Ana María cuenta con emotividad como los alimentaba y evidenciaba el  crecimiento día a día de las ranas.
Entre tanto, el desarrollo del proyecto en su marco legal hasta hora comenzaba, pues tener un zoocriadero de ranas en Colombia era y sigue siendo un tema, novedoso y de difícil tratamiento, eso lo sabia Ana y Peter, pero nunca fue un impedimento para llevar a cabalidad el sueño de tener un; “El zoocriadero de Ranas”.
En el año 2001 empezaron a tramitar los permisos, licitaciones y demás reglamentos de exige la ley, y el ministerio de medio ambiente para que el zoocriadero fuera legal.


El proceso fue extenso, complicado y desidioso… varios años tardo obtener tan solo un primer permiso de muchos. Un impulso mas que abonada a la motivación de esos amantes a las ranas, mientras llegaban los demás permisos, el tiempo se aprovecho para hacer investigaciones, científicos, biólogos, estudiantes , profesores entre otros, obtuvieron información valiosa acerca de las ranas. 


El tiempo pasaba y la fase de reproducción ya tenia varios ejemplares, 800 ranas eran el tesoro que se guardaban en 400 terrarios del zoocriadero Colora, de Calarcá-Quindío  el único legal en Colombia en el año  2006.


Los terrarios elaborados por sus propietarios o mejor dicho por los  “padres adoptivos” de las ranitas, estaban atiborrados por hermosos anfibios en vía de extinción, entre ellas 64 Phyllobates Terribilis, considerado como el vertebrado mas venenoso del mundo. También a su prima la Phyllobates Bicolor, la segunda más venenosa, sus secreciones son importantes en las culturas indígenas,  dendrobates entre otros.

“El sueño verdadero era que queríamos tener un banco genético, éramos un banco de reserva de estos animales para seguir poblando la selva, para contribuir como con ese espacio, y un espacio educativo que le permitiera a estudiantes venir a investigación con los animales para ayudar a su protección” 


Esos lindos animales son de vida diurna, y presentan coloraciones llamativas (aposemáticas) indicando sus altos niveles de toxicidad, que en algunos casos puede ser peligrosa para los seres humanos, aun no se conoce el antídoto para la terribilis, y  su secreción es mortal.  
Continuaban el proceso de permisos, el de exportar, fue en que más se hizo esperar Ana María cuenta que les  pusieron muchas trabas. Pero la  paciencia, el amor a los animales  y  la ilusión de realizar su sueño de exportar se convirtieron en su mejor aliado.

Finalmente, luego de una larga espera, llego el tan anhelado permiso para la exportación de los animales, varias tiendas de mascotas en Europa, esperaban ansiosamente las ranas.  Pero desafortunadamente el permiso no llego en el momento  oportuno, pues el número de ejemplares ya se había reducido abismalmente.

“En cautiverio estos animales no producen el veneno de la misma calidad que el  producen en la selva

EL FIN DE LOS SALTOS




Un proyecto que nació muerto así lo definió Ana María, con mucha tristeza quien junto a Peter entregaron lo mejor de su sí, dedicación,   tiempo, y corazón, corazón que solo tiene quien en realidad ama los animales.
El proyecto  nunca tuvo frutos, y Ana no hace referencia a frutos económicos, si no los frutos a tantos esfuerzos, dedicación. Porque nunca pudieron exportar una sola ranita.
Para lo que si sirvió el zoocriadero, fue como un centro de estudio, todo tiempo, tuvimos, estudiantes, biólogos y científicos, muchos lograron sacarle provecho”
La historia del zoocriadero, tiene un final triste, un final que nadie esperaba, justo cuando el tema de la exportación era una “realidad” al zoocriadero colora  llego un virus muy fuerte,  que  ataco  a varias de las ranas y se empezaron a enfermar, y a enfermar.
Trataron de hacer lo posible e imposible para salvar a las ranitas, veterinarios, biólogos y un completo grupo de profesionales muy conocedores del tema estaban ahí, pendientes las 24 horas, pero ninguno de sus conocimientos y cuidados pudo contrarrestar el virus, que mato la mayoría de animales.  

Ana María cuenta con gran nostalgia aquellos días de crisis, “fue ver como se desboronaba nuestros sueños” Peter no sabía qué hacer, la tristeza y desolación se apoderaba de ellos.  
Pero siguieron adelante, con el resto de animales que lograron sobre vivir, una cantidad muy pequeña, solo un poco menos de la mitad,  que seguían siendo sus más preciados tesoros.

“Cuando menos pensamos, nos habíamos quedamos sin animales” 

Pero al poco tiempo de virus que mato a la mayoría de  ranas, otra crisis, atacaba la salud de las pocas ranas que quedaban  en el  zoocriadero, esta vez era una colonia de hormigas arrieras.  
Cientos de millones de hormigas, se apoderaron  de los terrarios, eran tantas que era imposible contarlas, las ranas no se veían, era hormiga sobre hormiga picando a las ranas,   que días más difíciles…  

“Intentamos de todo, claro que el manejo era muy complicado no podíamos aplicar cualquier veneno, porque podría afectar  las ranas, probamos muchos productos, lo intentamos todo, hasta que alguien nos dijo que el agua con sal, espantaba las hormigas, y verídico así fue, logramos combatirlas, pero ya había matado otras cuantas ranas, eso fue horrible” Asegura Ana María.
  
No obstante algunas ranas que corrieron con  mejor suerte o quizás  más fuertes  lograron sobrevivir ante estas crisis, las esperaba un nuevo lugar para vivir. Algunas volvieron a su casa  playita potes en el Choco,  otras fueron donadas a la universidad nacional de Manizales para un estudio científico que están haciendo de zoocria de ranas. 

Actualmente  Ana María y Peter tiene una colección personal, de 10 a 15 ranitas, que sigue cuidando con amor, y asegura que: “Las a tener hasta que se mueran de viejitas”. 







1 comentario:

  1. Buenas noches; Quisiera saber como podria contactar a el Señor Peter Jungen y a su esposa
    gracias.
    Andrea Hernandez Muñoz
    Biologa

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